Ya que vivimos en un territorio que es un referente mundial en cuanto a la producción de vinos de calidad, sería lógico pensar que la cultura del vino está suficientemente arraigada entre nosotros y que sabemos perfectamente como tratar este producto tan apreciado mas allá de nuestras fronteras. Con todo, sigue habiendo muchas dudas acerca de la manera correcta de almacenarlo, conservarlo y mantener todas sus propiedades una vez abierto. Toda vez que podemos encontrarnos con recomendaciones dispares, vamos a hacer un intento de aclarar cuándo es aconsejable y cuando no guardar el vino en la nevera.
Para responder la esta cuestión es preciso, por una parte, conocer la esencia química de los vinos y sus procesos de oxidación y, por la otra, establecer una diferencia dependiendo de se la botella está abierta o no.
Si hablamos de botellas sin abrir, el conocimiento general de que el vino debe mantenerse en un ambiente fresco y oscuro puede llevar la que la nevera de la cocina nos parezca una buena opción. Sin embargo, el refrigerador de la casa no ofrece las condiciones óptimas para almacenarlo más de un día o dos. Una nevera común mantiene una temperatura fría de 2-5 º C, con niveles relativamente bajos de humedad (alrededor del 30%) cuando las temperaturas óptimas para el almacenamiento del vino se sitúan entre los 8 y los 15 º C con niveles de humedad en torno al 70-90%. La mayores, el motor de una nevera representa una fuente de vibraciones constantes sobre las botellas.
Otro caso distinto es cuando la botella está abierta. Tal y como asegura Jancis Robinson, experta en vinos y editora del famoso libro ” The Oxford Companion to Wine”, refrigerar una botella abierta es la mejor forma de conservarlo y mantenerlo fresco como recén abierto. Desde el momento que retiramos la rolla, entra oxígeno en la botella y toma contacto con el vino comenzando así el proceso de oxidación: una transformación que hace que vaya perdiendo su aroma, sabor y calidad. Según Robinson, las bajas temperaturas desaceleran las reacciones químicas, incluyendo la oxidación, principal enemigo de una botella abierta.
Como recomendación a mayores, tiene en cuenta que, en el caso de no conservar la propia rolla, hay accesorios especiales como tapones que sellan herméticamente la botella o bombas de vacío que extraen el aire prolongando así la vida del vino abierto. Si bien mientras están cerradas es recomendable mantener las botellas en horizontal, una vez destapadas es preferible que las guardes en posición vertical para que el oxígeno esté en contacto únicamente con la superficie del vino.